La verdadera alegría

Tui, lo Sereno, el Lago

“La verdadera alegría
se basa pues en la condición de que
 por dentro haya firmeza y fuerza,
 y en que estas cualidades, hacia fuera,
 se presenten con suavidad y dulzura.

El ánimo alegre es contagioso,
por lo tanto tiene éxito.
Pero la alegría requiere como fundamento la constancia,
 con el fin de que no degenere en algo indominable. 
En el corazón han de morar
 la verdad y la fortaleza,
mientras que en el trato, a la luz del día y hacia fuera,
 debe aparecer la dulzura. 
De este modo, adoptará uno la actitud correcta
frente a Dios y los hombres
 y así podrá lograr algo.
Por el mero amedrentamiento, sin dulzura,
puede en ciertos casos lograrse algún resultado momentáneo,
 pero no será duradero. 
Cuando, en cambio, uno conquista los corazones de los hombres
 gracias a su amabilidad,
 el efecto será que ellos asuman de buen grado
 todas las circunstancias penosas, más aún,
que no se arredren ni siquiera ante la muerte.
 Tan grande es el poder que la alegría ejerce sobre los hombres.”

I Ching, 58 

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