En la recopilación de “Cartas a las
Escuelas”, encontramos una valiosa pregunta hecha a Jiddu Krishnamurti:
- “¿Cuál considera usted que es una de las cosas más importantes en la
vida? (…)
K: - Tal vez sea éste el arte de vivir. (…)
Los recuerdos no tienen cabida en el
arte de vivir. La relación es el arte de
vivir. Si hay recuerdos en la relación,
eso no es relación. La relación es entre
seres humanos, no entre sus recuerdos.
Son éstos los que dividen, y así es como hay contienda, oposición entre
el tú y el yo. En consecuencia, el
pensamiento –que es recuerdo- no tiene cabida alguna en la relación. Este es el arte de vivir. (…)
El arte de vivir puede nacer solamente cuando el pensamiento no
contamina el amor.
¿Puede el maestro en las escuelas estar totalmente dedicado a este
arte?”
Jiddu
Krishnamurti, Cartas a las escuelas I, Edit. Kier, Bs.As., 1996.
Mirar al alumno o a sus padres o a un colega, o a uno mismo, con la
mirada llena de pensamientos negativos provenientes de pasadas experiencias,
condiciona nuestra actitud hacia el objeto de nuestra observación, de modo que
no establecemos relaciones con los otros, pues nuestros recuerdos contaminan
nuestra actitud. Si el “objeto” somos
nosotros mismos, tal vez terminemos diciendo: “¡No puedo! ¡Siempre fui así!” Si el “objeto” observado es el alumno que
arrancó el llanto de una compañera al insultarla, y esas lágrimas, a su vez,
nos llenaron de rabia, es probable que lo etiquetemos como “maleducado” o
“alumno de mala conducta”.
“Cuando cambias tu manera de mirar las cosas,
las cosas que miras cambian.”
Existe una posibilidad de cambio, en un instante: mirar al otro como si
fuera la primera vez, o verlo a los ojos como si fuera la persona que más
amamos, o pensar que hoy es diferente e imaginarlo feliz. Lo que estoy diciendo es algo muy serio y
profundo: una nueva actitud de nuestra parte hará factible un nuevo abanico de
probabilidades.
Extraído del Libro "Pedagogía de la Alegría".
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