Educar en la alegría


¿Cómo educar en la alegría a los niños
si sus padres y educadores en general no viven en la alegría?

Un primer momento (y una gran tarea):

 Atención, observación y análisis sobre uno mismo.
¿Qué hago, yo, adulto, para vivir en la alegría?
Los niños, naturalmente, reflejan nuestros estados de ánimo
 (especialmente los más pequeños).
Si quieres que tu hijo-hija, alumno-alumna, 
sobrino-sobrina, nieto-nieta….
sea feliz…
  Sé feliz tú primero.
 Es la más alta tarea del amor.

Un segundo momento:

Búsqueda, investigación, formación, 
acerca de los ciclos de desarrollo de la persona, 
de modo que uno pueda entender y atender 
las necesidades específicas de cada edad.

Algunas tareas fundamentales:

Podemos decir que la alegría es también “fisiológica”.

 Beber líquidos de buena calidad es prioritario,
 pues lo que ingrese a la sangre es lo que alimentará el cerebro,
 los órganos y el cuerpo en general. 
De esta calidad mucho depende el humor, 
aunque no nos demos cuenta de ello.

Prestar atención a la calidad de los alimentos, 
y especialmente a la manera en que los preparamos, 
pues la energía y sentimientos que experimentamos en su elaboración ingresan al cuerpo tan fuertemente como la más esmerada caricia. 
No atiborrar el cuerpo con comida, 
pues la sangre invade el cerebro y lo sobre-excita o lo “duerme”.

Perfumar la vida cotidiana con aromas y música
 que eleven la frecuencia de vibración.

Alejandra Lucía Rotf

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