Será para Bien
Cuento hindú
Cuento hindú
El
primer ministro del rey era un hombre de visión clara y gran ecuanimidad.
El
rey, por ello mismo, tenía enorme confianza en su ministro.
A menudo el
ministro decía ante un acontecimiento o circunstancia: «Será para bien.»
Pero
he aquí que un día el rey estaba utilizando un cuchillo y se rebanó por
completo uno de los dedos de la mano.
El primer ministro, que en ese momento
estaba presente, declaró sin perder la calma:
-Será para bien.
-Será para bien.
El monarca montó en cólera. ¿Cómo podía ser para bien que se hubiera cortado un dedo y una de sus manos quedara mutilada para siempre? Indignado y decepcionado, el monarca ordenó que metiesen en la cárcel al primer ministro. El ministro dijo:
-Será para bien.
Días después el reino fue conquistado por un reino vecino. El monarca del reino invasor ordenó a los sacerdotes que sacrificasen al monarca sometido a los dioses.
Iban a matarlo en sacrificio
cuando descubrieron que le faltaba un dedo, por lo que tuvieron que desistir
del sacrificio ritual, dado que no se puede sacrificar a los dioses un
cuerpo imperfecto.
Entonces el monarca vencedor dijo:
-En tal caso, sacerdotes, sacrificad al primer ministro.
Pero como el primer ministro estaba en prisión, nadie logró dar con su paradero.
-En tal caso, sacerdotes, sacrificad al primer ministro.
Pero como el primer ministro estaba en prisión, nadie logró dar con su paradero.
Pasadas unas semanas, fuerzas leales
al monarca destronado reconquistaron el reino.
Entonces el rey se dio cuenta de
que su primer ministro había tenido razón. Gracias a su mano mutilada y a que
el ministro estaba encarcelado, ambos habían salvado sus respectivas vidas. El
rey llamó al ministro y lo abrazó.
-Perdóname -le dijo-; quiero que de
nuevo detentes tu cargo.
Pero el ministro replicó:
-Señor, todo es tan contingente, tan inestable, que he decidido dedicar el resto de mi vida a la práctica de la meditación y la búsqueda de lo Sublime.
El monarca contestó:
-Será para bien.
El ministro repuso satisfecho:
-Habéis aprendido la lección.
El Maestro dice:
La
persona ecuánime sabe que a veces
una maldición se torna una bendición
o una
bendición una maldición.
Por ello, mantened la cabeza tranquila
aun en las
circunstancias aparentemente más dolorosas.
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